El proyecto Climsostrigo nace con una misión clara: avanzar hacia sistemas de producción de trigo blando más sostenibles, reduciendo el impacto ambiental asociado al uso de fertilizantes nitrogenados y productos fitosanitarios. Esta necesidad aparece claramente recogida en la memoria del proyecto, donde se identifica como una de las grandes prioridades del sector agrícola tanto en España como en el conjunto de la Unión Europea. El documento base explica que el cultivo de trigo harinero genera impactos ambientales significativos cuando se manejan altas dosis de fertilizantes y fungicidas, provocando contaminación por nitratos en aguas superficiales y subterráneas, toxicidad para fauna, flora y salud humana derivada del uso de fungicidas, así como una fuerte dependencia de insumos externos que incrementa los costes y reduce la sostenibilidad de las explotaciones. Además, las políticas europeas, como el Pacto Verde y la estrategia “De la Granja a la Mesa”, fijan objetivos de reducción del 50 % en plaguicidas y del 20 % en fertilizantes para 2030, con los que Climsostrigo se alinea de forma directa.
Para lograr estos objetivos, el proyecto plantea actuaciones concretas orientadas a reducir el uso de nitrógeno y fitosanitarios sin comprometer el rendimiento del cultivo. Una de las principales líneas de trabajo es la identificación de variedades más eficientes en el uso del nitrógeno, para lo cual se medirán los contenidos de nitratos y amonio en el suelo, la biomasa y el contenido de nitrógeno en la planta, así como el rendimiento y la proteína del grano. A partir de estos datos se elaborará un informe que permitirá determinar qué variedades aprovechan mejor el nitrógeno, facilitando así la reducción de la fertilización y de los costes para el agricultor. Paralelamente, se trabajará en la selección de variedades más resistentes a enfermedades foliares, evaluando la susceptibilidad al oídio, la septoria y las royas amarilla, parda y negra, con el fin de definir qué materiales pueden cultivarse con menos aplicaciones de fungicidas sin perder rendimiento ni calidad.
Asimismo, Climsostrigo contempla ensayos en cuatro sistemas de cultivo diferentes: convencional, bajo en nitrógeno, bajo en fitosanitarios y bajo en nitrógeno sin fungicidas. La comparación entre estos sistemas permitirá demostrar hasta qué punto puede reducirse el uso de agroquímicos y qué variedades responden mejor en cada situación. Según la memoria del proyecto, el impacto esperado incluye una menor contaminación por nitratos, una reducción de la toxicidad asociada a fungicidas, una mejora de la rentabilidad gracias a la disminución de costes y una mayor adopción de prácticas sostenibles por parte de los agricultores.
En definitiva, Climsostrigo no solo genera conocimiento, sino que diseña estrategias de fertilización y protección fitosanitaria basadas en la genética de las variedades, listas para ser transferidas al sector productor.